Todo lo que debes saber sobre bioenergía

La bioenergía es energía producida con biomasa, un material de origen biológico que se consigue a partir de desechos vegetales o animales (madera, huesos, cáscaras, estiércol, carbón vegetal, etc.) que, generalmente, encontramos en explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales.

Desde un punto de vista funcional, la bioenergía es una de las alternativas más prometedoras para sustituir a los combustibles fósiles por su sostenibilidad: según la FAO, el uso de biomasa reduce el cambio climático y garantiza «acceso universal a la energía limpia, al tiempo en que se mejora la seguridad alimentaria y se preserva la biodiversidad».

Aun así, la producción debe ajustarse a una serie de parámetros, entre los que podemos enumerar:

  • Valoración de oportunidades, riesgos, sinergias y compensaciones de su obtención.
  • Desarrollo de políticas sólidas y flexibles y de medios efectivos para su implementación.
  • Aplicación de buenas prácticas.
  • Monitorización, evaluación y respuesta adecuada a su impacto ambiental.

¿Cuál es el secreto de la bioenergía? ¿Cómo se genera?

La biomasa se obtiene de plantas (algas, sojas, caña de azúcar, etc.), árboles, restos de cultivos y de jardinería, residuos de alimentos, estiércol de animales o residuos húmedos, como el aceite.

En las explotaciones forestales, como aserraderos y carpinterías, los restos que no pueden usarse para fabricar papel o muebles (los ejemplos más claros son el serrín, las astillas o el licor negro, un residuo tóxico de las fábricas de pulpa y papel) se aprovechan para producir energía.

Respecto al proceso de producción de bioenergía, es sencillo.

Lo que se hace, fundamentalmente, es emplear la materia orgánica como a través de su combustión directa (quema) o mediante su conversión termoquímica, química y biológica (la primera crea combustibles sólidos, líquidos y gaseosos, mientras que la segunda y la tercera generan combustibles líquidos y gaseosos).

Los procesos termoquímicos se recomiendan para materias primas con un menor grado de humedad, mientras que los procesos bioquímicos se aplican a materiales más húmedos, ya que la energía procede de la acción de los microorganismos que descomponen las moléculas de los residuos biológicos.

Tipos de bioenergías y usos

Los principales tipos de bioenergía que existen en la actualidad son biomasa (sólido), biogás (gaseoso) y biocarburante (líquido).

Biomasa

Este biocombustible está formado por restos de plantas y animales que, generalmente, se caracterizan por su alto poder calorífico.

La biomasa es la bioenergía más popular y con mayores posibilidades de crecimiento, especialmente a nivel doméstico.

De hecho, los pellets son la biomasa más habitual para alimentar estufas, sistemas de calefacción y calderas.

Biogás

El biogás se compone de metano y dióxido de carbono, y se produce a partir de la descomposición de residuos como estiércol, purines o residuos sólidos urbanos orgánicos (basuras).

El proceso para transformar la materia sólida en biogás se realiza en unos reactores llamados «digestores anaerobios» que suelen estar ubicados en plantas específicas o vertederos.

Actualmente, el biogás se utiliza para generar energía eléctrica y térmica.

Biocombustibles líquidos (biocarburantes)

Los biocombustibles son una de las principales soluciones para reducir las emisiones de la movilidad de manera rápida y eficiente a corto plazo.

Actualmente, podemos encontrar biocarburantes para motores diesel (biodiesel), aceites vegetales (obtenidos de semillas vegetales como la soja o el girasol) o bioetanol.

¿Cuál es la diferencia entre biocombustibles de primera, segunda, tercera o cuarta generación?

Básicamente, la diferencia es su origen.

Los biocombustibles de primera generación son los que se obtienen a partir de cultivos agrícolas y, por ser los más habituales y conocidos, cumplen los criterios de sostenibilidad y reducción de huella de carbono establecidos por la Directiva Europea de Energías Renovables.

Los biocombustibles de segunda generación (también llamados biocombustibles avanzados) provienen de residuos que no se destinan a la alimentación, de las industrias agroalimentarias y forestales, de aceites de cocina usados y de la fracción orgánica de los residuos urbanos.

Los biocombustibles de tercera y cuarta generación todavía no son muy populares. De hecho, no tienen aplicaciones comerciales.

Los primeros se extraen de algas y plantas acuáticas y tienen un contenido de aceite natural inferior al 50%; los segundos modifican genéticamente los microorganismos para mejorar la eficiencia en la captación y almacenamiento del CO₂.

Ventajas de la bioenergía

El avance de las bioenergías es indiscutible: solo en 2020, la biomasa representó alrededor del 4,9% del consumo total de energía primaria de los Estados Unidos, y se calcula que su promoción y uso podría evitar la emisión de millones de toneladas de CO₂ al año.

Una de sus principales ventajas es su eficiencia para producir energía térmica, ya que las estufas y calderas de biomasa permiten cocinar y calentar nuestro hogar sin generar residuos.

Además, se trata de una energía 100% renovable: no requiere consumir nuevos recursos para producirla, puesto que utiliza restos de ganadería, talas de árboles, agricultura e incluso desperdicios domésticos.

Por otra parte, algunas de las materias primas compensan las emisiones de carbono porque «absorben» dióxido de carbono como parte de la fotosíntesis, superando incluso las emisiones de carbono liberadas cuando se procesan o utilizan como biomasa.

A modo de resumen, podemos decir que la bioenergía…

  • Es una forma útil gestionar, eliminar y aprovechar residuos que de otro modo serían escombros.
  • Su tecnología está testada y es confiable.
  • Puede almacenarse con seguridad, y la pérdida de energía es mínima.
  • Estabiliza y mejora la fertilidad del suelo.
  • Puede generar tanto electricidad como energía térmica.

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